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martes, 8 de junio de 2010

La Cancillería argentina tiene, en Buenos Aires, un documento enviado por la embajada en Sudáfrica, y que aún no ha dado a conocer, por el que la representación diplomática en el país africano se queja formalmente de los dirigentes de la AFA y del pésimo manejo que éstos hicieron del entrenamiento a puertas abiertas llevado a cabo el pasado domingo en el High Performance Center (HPC) de la Universidad de Pretoria.


Según miembros de la embajada argentina, que se encuentra a pocas cuadras del HPC, los dirigentes de la AFA no accedieron a sus pedidos y tampoco aparecieron salvo con allegados de tercera línea, para que el equipo nacional se entrenara en el campo más grande del complejo, dejando afuera a más de mil personas, la mayoría de ellas argentinos residentes en Sudáfrica, que llevaban meses esperando la oportunidad de ver a sus jugadores más representativos.

"Quien se comunicaba con nosotros, que buscábamos con mucho esmero hablar con los dirigentes para pedirles que reconsideren la chance de que el entrenamiento fuera en un campo con mayor capacidad, era un simple empleado de tercera línea, pero en ningún momento los dirigentes de peso aparecieron, nos ningunearon, y ahora somos nosotros los que pagamos, porque recibimos centenares de llamados y correos electrónicos con quejas de los residentes que no pudieron pasar pese a que se tomaron todos los recaudos", sostuvo ante este cronista Adrián Vernis, del Departamento de Prensa.

Ricardo Vidal, argentino residente desde hace cinco años en Sudáfrica, nos comentó que él mismo se sorprendiò de que conocidos suyos no pudieran pasar al entrenamiento y sí muchos de los estudiantes de la universidad, cuando la embajada se había tomado el trabajo de anotar a todos los residentes en un listado, para que todos pudieran pasar, para lo cual debieron llevar su pasaporte para el control, y al mismo tiempo, para evitar el ingreso de los barras bravas, estrictamente seguidos por la Policía local.

Lo cierto es que la opinión del cuerpo diplomático argentino en Sudáfrica, que preside Renato Cersale di Cerisano, con respecto a la dirigencia de la AFA es muy negativa, y no se entiende cómo no aparece un interlocutor serio y cómo no se pudo organizar un entrenamiento en el que la mayoría pudiera ingresar a verlo existiendo la posibilidad técnica. "Ellos hacen lo que quieren", nos dice un funcionario, que nos cuenta que es amigo del vocero de la AFA en Buenos Aires, Ernesto Cherquis Bialo, y que este periodista no habría viajado al Mundial "porque ve que todo es una anarquía y no quiere quedar pegado a todo eso".

La embajada argentina tendrá desde mañana, en la puerta de su oficina en la calle Hilda, un policía, preferentemente de fuerte contextura, como para amedrentar a los barras bravas ante el temor de que éstos puedan queer subir al segundo piso del edificio, al estar rondando la zona desde hace algunos días.

También la embajada aclaró que los diez barras bravas no fueron "deportados", porque esto ocurre cuando se incurre en un delito, sino que directamente se les aplicó el derecho de admisión y eso requiere de ciertos protocolos, como tener que regresar en un vuelo de la misma compañía que los trajo, aunque se supo que hasta hubo inconvenientes con algún piloto, que no quiso llevar a los violentos a su país, a sabiendas de los problemas que acarrean este tipo de vuelos por los pésimos comportamientos de los particulares viajeros.

Consultada la embajada acerca de por qué no emitió ningún documento defendiendo su posición ante lo ocurrido en el entrenamiento dominguero, la respuesta es que es la Cancillería la que debe expedirse, aunque no lo haya hecho, de momento.

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